A mediados de los años 90, J.K. Rowling acababa de volver a Gran Bretaña después de haber estado trabajando como profesora de inglés en Lisboa. Con una niña pequeña y recién separada de su pareja, la escritora se asentó en Edimburgo para tener cerca a su hermana. Mientras paseaba por las pedregosas y brumosas calles de la ciudad escocesa, la autora fue creando la historia de un joven mago que debe enfrentarse a una terrible amenaza mientras estudia en un colegio mágico.
Así, en un café de la capital escocesa, nació seguramente el mito literario más importante del nuevo siglo, Harry Potter, un chico de gafas redondas, valiente pero también inseguro, capaz de cambiar el mundo para siempre con su magia. Después de haber sido rechazada por muchísimas editoriales, Rowling por fin consiguió publicar su libro, el primero de una saga que finalmente llegó a los siete títulos, y que se la ha convertido en la mujer más rica del Reino Unido gracias a la venta de libros, los derechos para la película y millones de objetos de promoción.