Miedo al compromiso. Por qué a las personas les cuesta tanto comprometerse

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Puede que tengamos suerte en la vida y encontramos a esa persona que parece completarnos, con la que nos sentimos a gusto e incluso con la que nos planteamos compartir el resto de nuestra vida. Pero es ese momento, cuando las cosas se ponen más serias, cuando hablamos de una relación más a largo plazo, y de todo lo que supone, cuando muchos se echan para atrás y no conciben algo que les “ate” de esa manera. Hay gente que parece tener aversión por el compromiso, y eso dificulta muchas de sus relaciones.

Es algo habitual y tampoco tiene que ser algo malo de por sí, porque cada cual puede vivir la vida como más le apetezca, pero es cierto que ese miedo puede llevar a situaciones complicadas cuando nuestra pareja no lo comparte, por ejemplo. Se convertirá entonces en un tira y afloja que puede hacer tambalearse la relación, en incluso romperla, si los implicados entienden que no hay futuro mientras uno busca una cosa y el otro otra muy distinta o incluso la contraria.

Síntomas de que tenemos miedo al compromiso

Este tipo de aversión al compromiso suele darse con mayor presencia en los jóvenes, ya que están en una edad en la que solo piensan en el presente, en el aquí y ahora, dejando un poco de lado el futuro. Sin embargo, conforme vamos creciendo entendemos que la estabilidad, que es lo que significa también el compromiso, puede ser imprescindible en nuestra vida. Y si tenemos pavor a ello, debemos darnos cuenta y reconocerlo. Por ejemplo, entendiendo que nos ponemos nerviosos al hablar de planes a largo plazo. Que cuando sale el tema de tener hijos, por ejemplo, lo dejamos pasar sin tratarlo ni afrontarlo. Que tampoco somos capaces de tomar una decisión importante que marque el futuro, como casarnos o comprar una casa juntos. Siempre que el compromiso nos suene a cadenas, a ataduras, deberíamos ser conscientes de que eso puede ser algo preocupante.

 

Cómo actuar ante él

Como decíamos, podemos vivir eternamente con el miedo al compromiso, aunque esto dificultará muchos nuestras relaciones, llegado el momento. Porque en la madurez uno busca mayor estabilidad, el saber que puede contar con otra persona para cualquier cosa, y eso es también el compromiso, el saber estar ahí, el prometer a la persona que tenemos a nuestro lado que vamos a estar siempre con ella, y tratar de cumplirlo. Cada compromiso es distinto, por supuesto, pero debemos saber afrontar ese miedo, como cualquier otro que tengamos, porque dejarlo a un lado u obviarlo no lo hará desaparecer, sino todo lo contrario. Si de verdad deseamos quitarnos de encima ese miedo al compromiso, tal vez deberíamos hablar con nuestra pareja sobre lo que tememos y por qué lo tememos. Así será más fácil llegar a un acuerdo, a un entendimiento que nos haga superar cualquier barrera.

 

Qué hacer si nuestra pareja tiene miedo al compromiso

El problema del miedo al compromiso llega cuando en una pareja hay una persona que la sufre y otra que no. Si en nuestro caso es nuestra pareja la que tiene ese miedo, lo primero que debemos entender es que es su decisión, y no debemos forzarle a cambiarla. Al igual que tenemos la nuestra, esa persona está completamente en su derecho de pensar y actuar así, y por tanto, entenderla y hacerle ver que respetamos esa decisión es importante. Puede cambiar, por supuesto, sobre todo si hablamos con ella y comprendemos que tal vez su miedo al compromiso se deba a otras cosas y no sea más que una consecuencia del miedo a ser abandonado, por ejemplo. Ofrecer nuestro apoyo, hablarlo todo y compartir experiencias es importante. De todas formas, si nuestra pareja lo tiene claro y sabe que no quiere ningún tipo de compromiso serio, pero nosotros sí, tal vez debamos plantearnos si seguir o no con la relación.

 

¿Se puede reconducir la relación cuando uno de los dos teme comprometerse?

Todo es posible y las decisiones que tomamos van en base a nuestra experiencia, así que está claro que una persona con miedo al compromiso puede cambiar de opinión y desearlo con todas sus fuerzas, tal vez después de enfrentarse a ese miedo y entender que vale la pena vencerlo para seguir con la persona que tiene a su lado. Lo importante de todo esto es no obligar a nadie a hacer algo que no quiere. Hay muchas parejas en las que uno de los dos manda sobre el otro, que simplemente se deja llevar y asiente por tal de seguir como está. Esto acarreará muchos problemas en el futuro. Pero si son personas de mente abierta, que en principio no tienen intención de comprometerse pero tampoco se cierran las puertas al cien por cien, puede que todo se pueda reconducir.