Musicoterapia, el uso de la música como elemento sanador

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La música es una de esas artes especiales que hacen que nos emocionemos y que comprendamos mucho mejor lo que sentimos simplemente por compartirlo con los demás. A todos nos gusta la música, algún estilo en concreto, algún intérprete o banda en especial, y solemos disfrutar de ella a todas horas, en el coche, cuando viajamos, en casa, en las discotecas y pubs, incluso en los conciertos, donde podemos vivirla en directo y enamorarnos todavía más de su contenido. Pero la música también tiene una función terapéutica.

De hecho, la música ha sido considerada siempre como catártica, es decir, provocadora de emociones y sentimientos, incluso a veces de los que tenemos reprimidos. Algo ocurre en nuestro cerebro cuando escuchamos una canción que nos gusta, e incluso hay ciertas melodías y ritmos que nos ayudan a relajarnos, a descansar, a rebajar la tensión que podamos tener en nuestro interior. De ahí parte la musicoterapia, un tipo de terapia psicológica que ayuda a las personas a través de la música.

Tipos de musicoterapia que hay

Existen numerosas terapias que se pueden incluir dentro de la musicoterapia, puesto que al fin y al cabo, se trata de toda aquella que incluya algo de música, en la que se trabaje con ritmos, canciones o melodías. La música es el camino que canaliza las emociones de la gente que acude a la terapia, porque tiene un sorprendente poder liberador, pero también unificador. Se ha detectado, por ejemplo, que se consigue trabajar mejor en conjunto escuchando una música rítmica, ya que los movimientos e incluso las reacciones de todos los presentes se homogeneizan al ritmo de la canción. Existen numerosas vertientes dentro de la musicoterapia, cada una de ellas eficaz en un determinado momento o situación.

 

Improvisación

Cada paciente es un mundo, pero el terapeuta suele encauzar todos los casos hacia un tratamiento que consta de cuatro partes, siendo la primera la de la improvisación, en la que se le pide a esa persona empezar a crear una melodía, una canción, ya sea a través de la voz o de algún instrumento que domine, o simplemente de la percusión. No se trata de crear un tema que se vuelva un éxito, sino de explorar la creatividad del paciente y hacerle salir de su zona de confort.

 

Recreación

También es posible que el paciente, en lugar de crear la canción, la recite de memoria, o cante una que ya se sepa. Esto sirve, por ejemplo, para estudiar la elección que hace, en los casos en los que el paciente pueda sentirse menos seguro a la hora de crear el mismo la melodía. Es una buena manera de saber cómo entiende el mundo a través de la recreación de una canción o una melodía, que normalmente serán bastante conocidas.

 

Composición

Esta forma de terapia es muy parecida a la primera, pero en lugar de improvisar sobre la marcha, algo bastante complicado para muchas personas, lo que se busca es componer algo sobre una estructura ya fijada, que suele ser más sencillo. Por ejemplo, tenemos una canción de pop típica con estrofa, puente y estribillo, y vamos a crear una melodía  diferente para cada parte, junto con la letra.

 

Escucha

Otra de las fórmulas para ayudar a una persona con cualquier problema que pueda tener, a través de la música, es la escucha de canciones, ya sean grabadas o en vivo. La emoción que se siente al escuchar un tema determinado, lo que es capaz de provocar en el oyente, es algo interesante porque puede servir como forma de romper el hielo y permitir que ese paciente se abra mucho más.

 

Musicoterapia y la prevención del Alzheimer

Se han realizado muchos estudios alabando la ayuda que la musicoterapia ofrece a las personas mayores, especialmente en los casos donde el Alzheimer empieza a ser patente. Sirve como ayuda para aprender y recordar, ya que las melodías funcionan en una parte de nuestro cerebro que debe estar bien entrenada para evitar esas terribles pérdidas de memoria. También ayuda a la capacidad de atención y a conseguir traducir estímulos, en este caso auditivos, en sentimientos y palabras. Su función social es aún más evidente, permitiendo que las personas mayores puedan disfrutar de tiempo juntas disfrutando de la música que les gusta, la que les une, funcionando así como catalizador social.

 

Musicoterapia para niños

De la misma forma que la musicoterapia puede ser muy positiva para las personas mayores, también lo es para los niños, casi por los mismos motivos. Supone una forma divertida de aprendizaje y socialización, permite a los más pequeños abrirse a sus compañeros mientras juegan y disfrutan, además de desarrollar el sentido del ritmo, por ejemplo, que puede ser muy positivo para el posterior equilibrio tanto físico como emocional. A la vez que todo eso, también se espolea la creatividad de los más pequeños, se les aporta seguridad en sí mismos y se les ayuda a dominar su cuerpo a la hora de cantar y bailar. Y si de paso, además, estás colaborando para que desarrollen un gusto musical, mejor que mejor.